El mercado inmobiliario corporativo en Latinoamérica atraviesa un momento de transformación. Los cambios en los patrones de ocupación derivados de la pandemia y la consolidación

Invertir en bienes raíces siempre ha sido sinónimo de seguridad patrimonial. Sin embargo, el dilema actual para los inversionistas es decidir entre dos caminos muy distintos: apostar por los REITs (fondos de inversión inmobiliarios) o seguir confiando en lo clásico (inversión directa en inmuebles). La pregunta es inevitable: ¿qué opción ofrece la mejor ecuación entre riesgo y retorno en un entorno económico marcado por tasas altas, ciclos inciertos y cambios en la demanda de espacios?

En América Latina, invertir en bienes raíces para renta se ha consolidado como una de las estrategias más atractivas para generar ingresos recurrentes, preservar capital y diversificar portafolios. En mercados dinámicos como Colombia, Panamá, Costa Rica, Chile y Perú, la renta inmobiliaria combina la estabilidad de un activo tangible con la posibilidad de valorización de largo plazo.

El Facility Management (FM) ha evolucionado de una función operativa a un aliado estratégico clave para las organizaciones. En MTS, esta transformación se refleja en soluciones integrales que conectan eficiencia, innovación, sostenibilidad y experiencia humana, optimizando recursos y generando confianza en clientes y colaboradores en toda Latinoamérica.

Las ciudades latinoamericanas se encuentran en una coyuntura crítica. ¿Seguirán el modelo tradicional de crecimiento urbano o se orientarán hacia un futuro más inteligente, sostenible y centrado en las personas? Para el sector inmobiliario, esta no es una simple preferencia, sino una necesidad estratégica que definirá la rentabilidad y el impacto social de los desarrollos actuales y futuros. La pregunta clave es: ¿están realmente preparadas estas ciudades para esta transformación?